Creo que todos alguna vez nos hemos sentido observados, en la calle, en un restaurante o cuando vamos a algún lugar público. ¿Pero se han sentido observados en su propio cuarto? Tal vez suene paranoico, pero así me siento yo. No es que tenga algún complejo de divo, pero creo que alguien me examina detenidamente, ve cada movimiento que hago en mi cuarto, cada baile, cada vez que canto o actúo, es tan extraño.
Cuando la ventana y las cortinas están abiertas, de seguro miran. No creo que miren porque sea alguien interesante, pero creo que todos queremos saber qué hace el de al lado, qué oculta cuando cree que nadie lo ve. Entonces corro rápido a cerrar las cortinas. Pero a veces no basta, tengo que cerrar el clóset, porque se qué de ahí también miran. Qué tonto, quién estaría en mi armario, si con suerte cabe alguien, pero de todas formas, lo cierro.
Hay días en que quiero que alguien me vea, entonces abro las cortinas y hago lo que se me antoje, o bien, me paro en la ventana y canto y juego con las cortinas. No sé si alguien ve o no mis espectáculos, pero lo que sí es cierto, es que me encanta sentir que alguien disfruta de mi loca paranoia.
Cuando la ventana y las cortinas están abiertas, de seguro miran. No creo que miren porque sea alguien interesante, pero creo que todos queremos saber qué hace el de al lado, qué oculta cuando cree que nadie lo ve. Entonces corro rápido a cerrar las cortinas. Pero a veces no basta, tengo que cerrar el clóset, porque se qué de ahí también miran. Qué tonto, quién estaría en mi armario, si con suerte cabe alguien, pero de todas formas, lo cierro.
Hay días en que quiero que alguien me vea, entonces abro las cortinas y hago lo que se me antoje, o bien, me paro en la ventana y canto y juego con las cortinas. No sé si alguien ve o no mis espectáculos, pero lo que sí es cierto, es que me encanta sentir que alguien disfruta de mi loca paranoia.