Palabras normales, para gente normal.

sábado, 22 de marzo de 2008

Otoño

Mientras caminaba, se caían las hojas de los árboles.
Siempre relacionamos esta nublada estación con cosas deprimentes, como si los problemas, las penas e incluso el pasado, cayera desde los árboles.
Este año, el otoño estaba ansioso por dejar caer las hojas y no esperó unos días como es de costumbre, a penas el verano se marchó, sopló y sopló para que todo se fuera directo al suelo.
Cuando sientes que encajas en un lugar, no es justo ver las hojas cafés desplomarse. Cuando haces lo que realmente amas con personas que quieres y que te apoyan incondicionalmente, no es justo ver árboles desnudos. Cuando se quiere, no es justo pisar hojas secas y sin vida.

Está nublado, los árboles se despojan de lo viejo y yo no paro de llorar.


Dedicada para unas personitas muy especiales.

domingo, 9 de marzo de 2008

Peor que la cocaína

Ya, sí sé, soy un adicto al pasado. Sí, jalo todos los días un poco de memoria y comienzo a volarme con lo que fue, no fue y podría a ver sido. Pero ese día no lo hice -estoy en rehabilitación-, así que salí listo para disfrutar del día y apareciste en un auto afuera de mi casa, no necesité fumar o inyectarme, los recuerdos que estaban en mi sangre comenzaron a hacer efecto. Me quedé helado pensando en que me pasaste a buscar para ir a conversar de lo que ocurrió entre nosotros, de lo que ha acontecido en nuestras vidas y que me propondrías estar contigo el tiempo que nos queda. Pero la realidad es que no me viste y este encuentro no duró más de veinte segundos.
¡Eres mi peor y más maldita droga! ahora mientras escribo vuelvo a pensar en ti y vuelves a hacer efecto... aquí vamos:
Shakira dijo que aprendió a querer a los gatos, ¡qué estupidez!, pero yo soy más ridículo, aprendí a amar los anagramas, cada vez que veo que alguien escribe distintas frases hacia abajo, me sonrojo y pienso que alguien está viviendo un amor tan secreto como el que mantuvimos nosotros. Anagrama, te pregunté qué era eso, pero no importó su significado, ni el campo semántico, sólo importó su contenido y que lo escribieras para mí.
Cada segundo que vivimos, renace cuando tan sólo te nombran y entro en un estado de éxtasis.

Tus últimas palabras:
Eras todo para mí.
Amarte era parte de un dilema, pero no me importó.
Me hacías sentir comprendido.
Oh, necesito alejarme de las drogas peligrosas como tú.