Porque no sólo basta con admirar las estrellas, con disfrutar del Sol, con pensar en la Luna y con querer ser aire. Hay que ser estrellas fugaces, rozar la atmósfera y brillar, para luego caer en nuestra cama y ser uno.
Sueña, sueña, sueña... los deseos se cumplen... cuando los quieres mucho... sobre todo cuando se los pides a las estrellas fugaces.