Palabras normales, para gente normal.

jueves, 14 de octubre de 2010

En mi propia mierda

Caminas sobre el fango, te hundes con cada paso que das. Estás destinado a joder la vida del resto. Algunos salvan el mundo y otros, simplemente, deben cagarlo, para mantener el equilibrio perfecto.

No poder aguantar las ganas de (auto)destruir. Eso es lo que siento. Con cada acción, obtengo una consecuencia, una respuesta negativa que carcome lo que he construido. Cosecho lo que siembro.

Aquellos que me miran en el parque, mientras me consumo en mi propia mierda, me juzgan sin saber lo que he hecho, me persiguen y con cada mirada, me abofetean con palabras cortopunzantes, directo a mi cerebro. Puntadas de remordimiento combinadas con placer son las malditas pesadillas que hoy tengo.

No tengo claro si serán 30 ó 40, tal vez menos. Dependerá de la resistencia y de cuanto soporte esta maldita presión. Suelo pensar en acabar con todo, pero sin derramar una lágrima. No tengo claro si me arrepiento o no, pero cada vez que piso una poza, mojo a los demás y eso no se siente bien.

Rasgar o quemar mi piel, alejaría los fantasmas, pero liberaría a la persona que está contenida bajo ella. ¿No sería mucho peor?

Drogar y bloquear mi mente, los aleja de mí, pero luego recibo, de golpe, un puñado de emociones, que soy incapaz de controlar. ¿No es mucho más peligroso?

Tan sólo me queda respirar y esperar a que todos se vayan y dejen de perseguirme. No estoy sano y no creo mejorar, sigo hundiéndome y sigo empeorando.

Todo tiene un final feliz... por lo menos para algunos.