Palabras normales, para gente normal.

viernes, 11 de enero de 2008

¡Cállense, ojos maricones!

Miradas. Son sólo miradas. ¡Mentira!. Son más que eso.

¿Por qué no somos capaces de mirar a la cara cuando mentimos? Para mí es lo mismo, decir una verdad o una mentira, tus ojos deberían estar fijos, pero no, tienden a mirar hacia el suelo, apuntando al sucio suelo, gritando: "¡Él miente! ¿ves la suciedad del piso? así de asquerosas son sus palabras". ¡Qué tienen que ver los ojos con las palabras! Deberían no conjugarse nunca. Para eso está la boca, la lengua, el paladar y las cuerdas vocales, para las frases y los sonidos. ¿Por qué al mentir no se cierra la boca o tus cuerdas no vibran? Malditos ojos.

No puedo mirar tranquilo, porque aunque no diga una puta palabra, la gente sabe que es lo que quiero decir. Si te miro, entiendes perfectamente que te quiero. Si te miro, entiendes de inmediato que te deseo en mi cama. Si miro, sabes inmediatamente que es lo que quiero. Pero a veces mis malditos ojos son mal interpretados. Si miro a una mujer, ella me da una mala mirada, porque creyó que tenía otras intenciones. Si miro a un hombre, me golpea porque cree que soy gay.

¿Para que mierda existe la boca entonces? Si miro, saben lo que quiero, aunque sea mi secreto mejor guardado. Si miro, no me entienden. Sólo con mirar, sin un gesto facial o un sonido, sólo con mis ojos.

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